Bajo las aguas tranquilas y cristalinas de la Costa del Sol se esconde un tesoro que no aparece en los folletos de playas ni en las típicas rutas turísticas: restos arqueológicos romanos en la costa de Málaga. Fragmentos de ánforas, anclas, pecios y vestigios de antiguas villas pesqueras descansan en el fondo marino, testigos silenciosos del intenso comercio y la vida marítima de hace dos mil años. Explorar este patrimonio sumergido es como viajar al pasado sin dejar de disfrutar del mar, una experiencia que enamora tanto a curiosos como a aficionados al snorkel y al buceo.
Una de las formas más especiales de descubrir estos rincones cargados de historia es alquilando un barco con patrón en Málaga. Desde la cubierta, se pueden contemplar calas escondidas y fondear en lugares donde se mezclan arqueología, aventura y naturaleza. Con la guía de un patrón local, el paseo se convierte en una travesía diferente. Además de navegar por la Costa del Sol, es posible acercarse a enclaves donde aún laten los ecos de la antigua gloria de Roma bajo las olas.
Playa Santa Ana: snorkel entre ánforas y anclas
La Playa de Santa Ana, situada en pleno corazón de Benalmádena, es un rincón muy popular entre turistas y locales por su ambiente animado y su fácil acceso. Lo que pocos saben es que bajo sus aguas tranquilas se esconden vestigios que nos transportan directamente a la época romana.
En este tramo de costa se han localizado restos de antiguas comunidades dedicadas a la pesca y, sobre todo, a la producción de garum, la famosa salsa de pescado que fue un producto estrella en el Imperio Romano. Los arqueólogos han encontrado artefactos vinculados a esa actividad, como ánforas o restos de embarcaciones.
Para quienes disfrutan del snorkel o del buceo ligero, Santa Ana ofrece un atractivo especial. No se trata solo de nadar en aguas claras, sino de hacerlo en un lugar donde, hace casi dos milenios, barcos romanos navegaban cargados de mercancías. Aunque gran parte del patrimonio se conserva en museos, la sensación de estar flotando sobre un espacio donde aún reposan huellas de esa historia es única.
Además, al encontrarse muy cerca del puerto deportivo y de zonas de fácil fondeo, es una parada habitual en excursiones en barco con patrón.
Actividad náutica romana en Laja Bermeja: historia sumergida en Benalmádena
Muy cerca de la bocana del puerto de Benalmádena se encuentra una baliza señalando la zona conocida como Laja Bermeja, un punto de gran interés para los amantes de la arqueología submarina. Bajo estas aguas se han hallado piezas de la época romana: cepos de anclas de plomo y fragmentos de ánforas púnico-romanas, hoy conservados en el Museo Arqueológico de Benalmádena.
Pero no todo está en tierra firme. A apenas 8 metros de profundidad, los buceadores han identificado estructuras labradas en la roca que podrían haber sido piletas de salazón, utilizadas hace siglos para conservar pescado. Incluso existen testimonios de antiguos marineros y vecinos que aseguran que durante las obras de ampliación del puerto aparecieron restos de un posible pecio romano, un barco hundido cuyos vestigios podrían seguir ocultos bajo la arena y los muelles actuales.
Para quienes disfrutan del buceo o del snorkel más aventurero, sumergirse en la zona de Laja Bermeja es como asomarse a un capítulo de la historia mediterránea. Además, su cercanía al puerto deportivo hace que sea muy sencillo llegar a bordo de una excursión en barco con patrón. Una travesía tranquila que permite, en cuestión de minutos, pasar de la animación del paseo marítimo a un fondo marino lleno de misterios arqueológicos.
Buceo entre ánforas y anclas romanas en Torremuelle
La costa de Torremuelle guarda un encanto especial. Combina la belleza de un litoral rocoso y poco masificado con un pasado que hunde sus raíces en la época romana. Junto a la orilla aún se conservan restos de una antigua factoría de salazones, prueba de la importancia que tuvo esta zona en la producción de conservas marinas destinadas al comercio.
Lo interesante es que la historia no se limita a la superficie. En las inmersiones realizadas frente a Torremuelle han aparecido ánforas y cepos de anclas romanos, objetos que nos hablan de barcos que navegaban, comerciaban o faenaban en este tramo del Mediterráneo. Estos hallazgos sugieren que aquí no solo se procesaba pescado en tierra, sino que también pudo haber fondeos, intercambios e incluso naufragios vinculados a la intensa actividad marítima de la época.
Arqueología submarina en Fuengirola
El litoral de Fuengirola, a los pies del imponente Castillo Sohail, es mucho más que un destino de sol y playa. Sus aguas esconden historias que se remontan a la época romana, cuando esta zona ya era un punto de actividad comercial y pesquera. De hecho, se cree que el río Fuengirola era navegable en la Antigüedad, lo que permitía transportar mercancías como mármol o pescado directamente hacia los barcos que esperaban en la costa.
Los hallazgos arqueológicos así lo indican. En la desembocadura del río y en sus alrededores se han encontrado cepos de plomo de anclas romanas. Aunque siglos más tarde la zona también fue escenario de naufragios modernos, lo fascinante es que el mar sigue guardando huellas de la época en que Roma controlaba el Mediterráneo.
Hoy, quienes se acercan a la Playa del Castillo Sohail no solo disfrutan de un baño frente a un castillo medieval, sino que nadan sobre un escenario cargado de historia. La combinación de snorkel o buceo recreativo con la visita cultural al castillo convierte a Fuengirola en una parada ideal para los que buscan unir mar, cultura y aventura en un mismo día.
El puerto romano de Malaca: secretos sumergidos en la capital de la Costa del Sol
La bahía de Málaga fue, en tiempos romanos, un hervidero de comercio y actividad portuaria. La antigua Malaca no solo recibía barcos cargados de mercancías del resto del Mediterráneo, sino que también exportaba los productos de sus villas costeras, especialmente pescado y salsas como el célebre garum. Con el paso de los siglos, los sedimentos del río Guadalmedina fueron cubriendo parte de esa historia, pero aún hoy el mar devuelve pistas del pasado.
Durante las obras de dragado del puerto en el siglo XIX se recuperaron cepos de anclas romanas enterrados en el fondo marino, y en intervenciones posteriores aparecieron ánforas a poca profundidad, algunas a apenas 12 o 18 metros bajo la superficie. Estos hallazgos confirman que el puerto romano fue un enclave estratégico, donde barcos de diferentes procedencias cargaban y descargaban mercancías en un constante ir y venir.
Para el visitante actual, la bahía de Málaga ofrece el atractivo único de navegar frente a la capital, con la Alcazaba y la Catedral recortándose en el horizonte, sabiendo que bajo las aguas laten todavía los ecos de la antigua Roma.
Realizar una excursión en barco con patrón aquí no es solo una forma de disfrutar del mar y la brisa, sino también de asomarse a un capítulo esencial de la historia mediterránea.